miércoles, 2 de marzo de 2011

Las apariencias engañan

Katrina Pepina adora cocinar. Le divierte muchísimo estar frente a la estufa con un montón de cuchillos diferentes y una semana completa de mandado preparando la comida del día.

Hay personas que ven su batidero y compadecen a Má porque cuando nuestra susodicha cocina se desaparece casi toda la despensa, para una comidilla de sopa, papas con carne y frijoles.

La verdad le ha costado harto trabajo aprender eso del arte culinario. Se le han quemado varios pasteles, bastantes cazuelas de arroz se le han batido ya. Una vez trató de hacer comida china, le salió prieta, prieta; se veía feísima.(La comida, aclarando). Ya ni se diga
la sopa de cebolla que todos se negaban a consumir, la pasta en salsa de champiñones que mejor dicho parecia sopa con zoquete; y así innumerables platillos han sido desgraciados por Katrina Pepina.

Sin embargo, hay uno que es su favorito: pastel. Le encanta cocinar pasteles. De vainilla, de chocolate, multicolores...
Pero lo cierto es que aunque saben súper súper ricos, la decoracion no se le da como ella quisiera. El betún se aguadea, se le cae al pastel y queda una linda charola con embetunado, ¡ah! y un pastel bien gacho.

Definitivamente se le complica el tratar de dejar el pastel lisito, como en las pastelerías. La única vez que le ha salido maso (contracción de mas o menos), fué cuando en lugar de betún se compró una latota de cerezas, le puso al pastel encima una gelatina de esas con hoyo en medio y echó todas la cerezas en el agujero.

- Sí, sí. Se veía maso. Así ya no llevé la cazuela de la gelatina aparte. ¿Ahhh verdaaaad?

Hace días preparó una rosquita de pastel con nueces para la maestra de Caramelita en su onomástico. Le untó un montón de chantilly blanco, y el pastel parecía una donota glaseada. La verdad no se veía muy bien pero eso, según dice Má, no es lo que importa, sino el cariño y los buenos deseos por los que se hace. Los compañeros de Caramelita cantaron muy sabroso las mañanitas y la maestra le dió una buena mordida a su pastel. Todos se la despacharon y la verdad ¡estaba buenísima!

Así que la próxima vez que Katrina Pepina les invite a comer, no se asusten por la fealdad de los alimentos. Mejor cierren los ojitos y éntrenle.

- Necesitaría darles de comer a puros ciegos. Je, je.