A finales del año decide Katrina Pepina dejar por aquí unas letritas, para que no se dé todo por perdido. Involuntariamente el año se ha vuelto lucrativo.
- La vida es un trapito. - Se oye decir a la filósofa. - Imagina, llegas a este mundo con un trapito en la mano y otros muchos trapos, de la misma tela, en la otra. Conforme vas relacionándote con otras personas, intercambian trapitos, y los obtenidos los vas cosiendo a tu trozo. Se convierte en una servilleta, una cortina, ¡una lonota! Como esas cobijas hechas de cuadritos de tela, diferentes. Así se va formando nuestro carácter, forjando nuestra historia. Algunos trozos son grandes. Otros son apenas perceptibles. Unos raídos de tanto acariciar, y otros rasposos que nos dieron lecciones. No es mi idea, la leí por ahí. Pero así me la imagino.
Mientras describe su concepto, recuerda las personas que han dejado sus trocitos de tela con ella. Los que siguen aquí, después de tantos años: Escorbuto, más dulce y cansado que nunca, menos soñador pero mas valiente; Caramelita, quien se ha convertido en la Señorita Caramelo y es ruda por fuera pero con un interior sumamente esponjosito, como esas ramitas secas que hay en el campo; Refus, infaltable a pesar de la distancia, productivo e independiente; Chico Gruños, adorable padre de tres retoños; El Joven de la Cola Larga, ya no tan joven pero más sabio y más feliz. Le es inevitable pensar en aquellos que se fueron para no volver, al menos en un futuro inmediato: El Primo Gringo, orgulloso de sí mismo y amante de las fiestas y los viajes; Klink, ex amigo de repente después de enamorarse; el desconocido Jefe, quien nadie por aquí conoce pero era importante para la vida laboral de nuestra susodicha hasta que decidió que no era tan digna de su honorable amistad; Diógenes, a quien da gusto saludar pero con quien los caminos cada vez se encuentran menos; el Chabacano Impoluto, personaje profundamente querido, pero en un planeta donde al parecer la amistad -de Katrina Pepina nomás- no es ni necesaria ni permitida. Mención aparte para aquellos que no esperan volver ni en el futuro inmediato, ni nunca: Má, con alitas blancas y vestido amplio que disimula sus piernas delgadas, hermosa y radiante, o abono de plantas; Champi, compañero fiel hasta el día de su trágica y dolorosa partida.
- Ellos y más, dejando sus hebras por mi servilleta, sus trapitos a cambio. Inevitable quererles, estimarles y hasta odiarles tantito por haberse ido. Pero así es la vida. Caminito andando.
Encontró también nuevas personas que le han dado más sentido a su vida, un nuevo enfoque. Siendo la más importante la dulce Cachetina, tierna, valiente y berrinchuda. Con ella espera, de todo corazón, pasar el resto de su vida, dándole sus mejores trapos, los que más abrigan, los que la hagan feliz.
- Su trapito es mi favorito.
Hoy decide, antes de finalizar el año, dejar ir a los que se fueron. Darles avión. Recordarlos con cariño, pero también con distancia, para que no calen. Así puede hacer cachito para los que vengan, para que haya dónde sentarse.