domingo, 20 de junio de 2010

Diatribia barañuda de los complejos ominiosos y las alegrías suspicases.

Silencio.
Katrina Pepina vuelve a tus ojos después de irse sin decir ni pío.
Un largo mes muerta. Ella si puede presumir de sentir la muerte de cerca.
Se inmiscuyó en el mundo de los adultos, descerebrados, robóticos y sintéticos.
Esque ya tiene otro trabajo.
Por eso ya no había venido.

Se sentía como una traidora al irse sin una palabra, pero, -todo fué muy rápido!- decía la tortuga.
Ahora revisa preguntas hechas a personas de toda su ciudad para ver si todo está en orden. Cuenta las personas que hay en cada manzana, hace un papelito. Numera los papeles y luego los firma todos, les pone una hojita encima y los mete en una bolsita.

El segundo día de trabajo, Katrina Pepina despertó llorando, y Má casi la tuvo que bañar con agua fría, vestirla bonita y meterle el licuado por la nariz porque ya no quería volver a esa oficina.

Pero lo tétrico ya pasó.
Hasta le gusta lo que hace. Ha conocido mucha gente que ha valido la pena. También otra que si no fuera por su trabajo, preferiría no conocer.
Está aprendiendo mucho.

Está valorando todo lo que algunos olvidan que vale.
Porque en la línea del dinero, el alcohol, el trabajo, las posesiones y el ahogo voluntario de la creatividad; descubres que no hay nada que mas añores que el silencio, un abrazo, una siesta después de comer para despertar al anochecer, un día sin maquillaje y un desayuno hecho por Má.

Ahora lo único que Katrina Pepina ha podido pintar son sus uñas. Pero ya puede comprarse esas acuarelas que siempre quiso tener. Sueña con tantos rostros plasmables...

Solo espera con paciencia por lo pronto, y trabaja con amor.

- Me recuerdo estudiando física y maldiciendo mi carrera, porque era tan cruda y rigurosa. Sin espacio para márgenes ni variaciones. Sólo unos y ceros y cifras.
Hoy, por lo menos, ¡Le he tomado tanto cariño y tanto respeto! No existe ninguna otra cosa que quisiera ser mas que lo que hoy soy. No hay nada que desee más que volver a mi Sistema De Administración del Departamento de Servicios que es como mi hijo. Lleno de mis matices y mis contrastes. Embarrado totalmente de mi.

Porque sabes que un mural es espléndido y trascendente, cuando por un momento, o un año, o un siglo, te alejas de él para mirarlo mejor.

Gracias por volver, gracias por no irte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario