lunes, 13 de diciembre de 2010

De dientes y parientes.

Katrina Pepina, muy a pesar de sus arruguitas debajo de los ojos y esos kilillos de más que cargan sus pies, se siente jovencita. Un retoñito dicen por ahí.

Sin embargo, cada día es más conciente de cómo el tiempo pasa y las cosas se transforman, de cómo la vida se va rápido. Un día estaba aprendiendo a escribir su nombre, luego se sorprende con un tambor a cuestas y hoy que se mira al espejo descubre a una completa extraña.

Observa detenidamente a su alrededor y nota también los cambios en quienes viven con ella -o sin ella-. Ha visto nacer y crecer a los frutos del amor de sus amigos más queridos. Ahí están Pequeño -el nuevo ahijado de Katrina Pepina- con sus tres añotes a cuestas, Más Pequeño quien ya cumple dos años pronto y tiene un léxico de camionero, el nene de Suit Flauer al que espera conocer pronto, y el joven Chao-Lin, con esos ojitos sin cejas pero cabellera abundante.
 
Katrina Pepina se encuentra cada vez mas convencida de que todo cuanto existe se desenvuelve en círculos, empieza, recorre, se cierra. Y lo que no se cierra bien tiende a repetirse hasta aprender la lección.
 
En días pasados tuvo la suerte de ver de nuevo a Gonzalita, la chachalaca, que ya tenía días sin asomar molleja. Le dió gusto verla de nuevo, pero le dió más gusto el conocer a los nuevos siete integrantes de la familia. Cinco pollitos amarillos y dos cafés. Sabe lo mucho que Má trató de evitar que Gonzalita empollara por el venidero frío y porque "no hay dinero" pa' darle de comer a tanta gente. Ahora sabemos que eso a la señora chachalaca le tiene sin cuidado. Que a ella el frío y lo que venga le hacen lo que el viento a Juárez. Anda corriendo por aquí y por allá con su desfile de criaturas piantes a todas horas.
 
A su servidora le da mucho gusto y susto ver las maravillas de Mamá Tierra. Y hoy agradece de manera especial a esos amigos suyos que, a pesar de no ser hermanos de sangre, incitan a sus peques a que la llamen tía, madrina. Son títulos muy bonitos que espera desempeñar como se deben. Con dulces, caballos de juguete y chetos anaranjados.

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