Ahora Katrina Pepina es maestra.
Todo ha sucedido muy rápido y de repente se sorprende mirando al horizonte -es la manera elegante de decir en la lela-, tratando de analizar la velocidad y certeza de los hechos.
Ya tenía su petatito en el lomo para irse de vacaciones improvisadas con Escobuto, nomás un dillita, cuando le llegan a la casa diciéndole que si quiere ser maestra de física.
Las vacaciones y compras se pospusieron, hubo que arreglar pendientes y agarrar camino al cerro.
Nuestra suertuda protagonista nunca había andado por aquellos rumbos de Como Sea y no dudó ni un minuto en explorar el lugar a su arribo.
-Está bien, me perdí...
Pero en cuanto encontró el camino de llegada, la recibieron un bonche de hojas y veinticinco individuos con hambre de saber.
-Yo digo que de pasar.
Es así como Katrina Pepina sigue acumulando en su archivo experiencia laboral y en su alcancía pelusas. Deseémosle buena suerte.
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