domingo, 25 de febrero de 2024

La vagancia

Katrina Pepina divaga.

Es una afortunada pestañista que hace cejas y estira cueros. En eso se ha convertido. Trabaja de once a siete, de lunes a sábado. Su personaje por estos días es una mujer talla chica de cabello rubio, tacones altos, ropa negra y vestidos, varios vestidos.

Dientes derechos, cordialidad y socialización digital son sus atributos públicos.

Pero su familia la conoce más. Es una niña con cara de señora, mente atormentada, adicta a la ropa igual pero de diferente color y al pan. Dependiente de abrazos de su marido, reñidora e insolente. Madre a ratos y mala ama de casa. Amiga exigente y poco disponible.

Dura, dura consigo misma como el peor entrenador con sus pupilos, condescendiente con el mundo y necesitada de aceptación. 

- Es un bonche de ternura, - dicen quienes le conocen poco.
- Es un alacrancillo rosa, - dicen quienes le conocen más. 
- Soy las dos cosas - dice la qué dice conocerse. 

Está aprendiendo a amarse, a aceptarse.
Ahorita va en el paso de autocuidarse y protegerse. De no quedarse encuerada para vestir a los demás. 

- Y me va saliendo poco a poquito. - Nos cuenta la mencionada. 

Quiere ser un buen ejemplo. De lo que no se debe de hacer, y de lo que sí. Dicen por ahí que todos somos sabios en nuestra propia opinión y solemos creer que el camino que recorrimos es el mejor, para poder justificar nuestras decisiones. Así anda ella. 

Según sus cuentas, va más o menos a la mitad de su vida. Ojala menos que más. Para que tenga tiempo de seguir aprendiendo y sea cada vez más humilde y menos mula con Escorbuto, que se ha llevado la lotería con todo y piedritas. 

Anda buscando la paz. Abajo de la cama, en la iglesia, en el gimnasio, en la chamba. Pero siempre la encuentra en una tarde de película y pizza con Cache y Escorbuto. En una caminata por la placita de afuera de su casa al atardecer. En una caricia a Godofredo Panecito Astronauta (el chulillo de la casa), en una risa a carcajadas con la Prima Chicle y la misteriosa Chica del Nombre Muy Largo. 

En sus lágrimas. Qué corren todos los días por variopintas cosas, a veces dignas, a veces no tanto. En su música positiva y medio jacarandosa, en el aire frillito que le da en el rostro cuando corre. En los ojos rasgados de la sobrina Mechitas y la palabra 'tatuyo' (plátano, para los ignorantes) qué menciona La Niñita Chapetes a sus tres años. 

Viene a ratos, y se va. Como la vida, como el día, como todo cuánto existe. Como ella un día. 

- Qué chulada es vivir, aunque a veces toque llorar. - Dijo la nunca sabia pero siempre opinadora muchachita en cuestión. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario